El alcohol, ese “amigo“ no deseado para las mamacitas
Paola Ugaz*
¿Se imaginan añadir varias copas de alcohol al hermoso cuadro de la maternidad de antaño y hogaño: una embarazada que recorre el camino duro y enriquecedor hacia el contacto con su ser animal, hasta que llegué el bebé y su posterior amamantamiento?.
A nadie se le ocurriría cometer tamaño error publicitario. Claro, que hay razones de peso para no hacerlo. El alcohol es el enemigo número uno de las panzonas y de las mamis lactantes, porque en exceso, no ayudará al crecimiento del bebé o porque recibirlo en la leche tampoco es saludable.
Pero, ¿por qué no discutir del alcohol permitido para que las mamacitas sean felices?
En mi caso, durante los primeros cuatro meses del embarazo, el alcohol no fue una opción porque me la pasé entre nauseas y vómitos, pero cuando se fueron me provocó tomar y mi entorno familiar reaccionó cuál herejía terminada de pronunciar.
Al consultarle al doctor, me recomendó dos vasos de cerveza o de vino, o uno de cerveza y otro de vino, a la semana. “Algo es algo“, dijo un galgo.
El alivio de tomarse una cerveza helada o una copa de vino al final del día no tiene precio, sobretodo, si recapitulando, las panzonas nos la pasamos entre terremotos hormonales, hinchazones en todas partes, falta de sueño, paltas varias y así.
Un momento duro, en mi relación con mi pata de toda la vida, el alcohol, fue el que experimenté cuando luego de parir y ver a mi niña entre mis brazos, quise tomar ¡un pisco sour!, me provocó, pues, me provocó, ladies and gentleman…nunca olvidaré la cara de mi madre, quien solícita se fue a la cocina y preparó el peor trago del mundo, el peor, lo hizo tan feo que lo tuve que dejar de inmediato. Hasta ahora me pregunto qué diablos le puso dentro de esa copa.
Es que claro, pensé que tras el embarazo y el parto, venía el jubileo y no la lactancia, que también impone sus reglas en nuestra relación con el alcohol, aunque son diferentes y un poco más laxas que con la panza puesta.
Durante ese período de lactancia muy prolongada, les confieso que seguí los consejos de la bisabuela británica de la Frejola (de 91 años) y de su bisabuela apurimeña (de 80 años): todo lo que te haga feliz hará feliz a la bebé, siempre sin excesos, pero entre ellas dos armé mi menú líquido: mucha cerveza negra Guinness (en los 1900´s, habían políticas públicas que incentivaban el consumo de la Guinness para aumentar la producción de leche y promover la lactancia en el Reino Unido), cerveza blanca, vino y de cuando en cuando, un licor como el whiskey y el pisco.
De hecho, chicas, eso sí, nunca volverán a ser las mismas en su relación con el amigo “no deseado“, el alcohol: un día la bisabuela británica de la Frejola, me emborrachó en 5 minutos, con sus “mince pies“rellenos de brandy y un pudding de navidad bañado también, en brandy. Hasta ahora me acuerdo de ese “resacón“ dulcero.
Mi consejo de conejo, ya lo ven, es nada en exceso, pero nunca se prohíban el alcohol en sus vidas por más embarazo y lactancia que las rodee, sobretodo, si es que es un viejo amigo de la vida. ¡Ah! y nunca confíen a ciegas en los postres de las bisabuelas británicas…
Hablan mas mamacitas residentes (Anímate y cuéntanos tu historia)
Mariana Alegre
-¿Cómo llevaste el tema del alcohol durante el embarazo?
A mí el doctor me dijo que podía tomar dos vasos de cerveza o dos copas de vino a la semana y yo le hizo caso, casi religiosamente. Eso sí, jamás tomé vino de mala calidad ni cerveza que no estuviese en el punto exacto de frío que me gusta. Si mi cuota era tan limitada tenía que aprovecharla en el vino más rico y la chela más helada.
-Tras nacer tu bebé y empezar a dar de lactar, ¿cómo fue el tema del alcohol?
No tomé nada de alcohol por varios meses, recién con Lima de varios meses ya me tomé UN chilcano suavecito que me picó al toque. Ahora, desde que nació Lima nunca me he vuelto a emborrachar y sólo he tenido resaca una o dos veces. Yo llegué a un trato con ella: si le voy a dar lactancia prolongada (tiene 1.4 años y sigue teteando) yo puedo tomarme mis tragos. Es decir, si ella toma toda la leche que quiere, yo puedo tomarme mis traguitos de vez en cuando.
Al inicio intentaba tomar en el momento más alejado posible a la lactada y hubo un par de ocasiones, al inicio, donde la leche me la saqué y no se la di. O la separaba de las otras leches para que al dársela pueda ver si había alguna reacción diferente (aunque yo creo que siempre se me terminaron mezclando y nunca vimos nada). Nunca percibimos ningún cambio en la bebé.
Susana Klien
-¿Cómo llevaste el tema del alcohol durante el embarazo?
La verdad había bajado un poco el alcohol pues estaba tratando de salir embarazada. Sin embargo, cuando me hice la prueba y vi que estaba embarazada estaba sola en Nepal, en un viaje de chamba. Apenas supe del embarazo me compré un paquete de cigarros para fumar un último cigarro y me tomé esa noche un par de copas de vino. Durante los tres primeros meses tomé una copa de vino a la semana o una pint a la semana. En Inglaterra te dan hasta indicaciones de cuánto puedes tomar y con dibujitos de cuánto significa eso en vodka, en vino, en cerveza, etc. Después de los tres meses me relajé un poco más y podía tomar hasta un par de copas de vino o cervezas. Hacia el final del embarazo ya estaba más relajada dado que la bebé estaba formada.
-Tras nacer tu bebé y empezar a dar de lactar, ¿cómo fue el tema del alcohol?
La verdad es que sí me tomaba una copa de vino o o dos a la semana desde el inicio, o un par de sorbos de cerveza o trago corto de cuando en cuando. Como consideraba mi leche tan valiosa no llegaba al extremo de algunas mujeres que se sacan la leche después de tomar y la botan. ¡Jamás iba a hacer eso! Creo que durante los dos primeros meses de mi hija no tome casi alcohol, pero después, como en general con muchas otras cosas, me relajé. Tomo de vez en cuando sin problemas y sin culpas y mi hija y yo somos felices. Aún doy de lactar y mi hija tiene 8 meses.
Ximena Sierralta
-¿Cómo llevaste el tema del alcohol durante el embarazo?
Rescato lo que una vez me dijo Mariana y que es mi “moto“ (lema) chupístico: que ella tenía un trato con su hija, ella le daba lactancia materna prolongada y su hija la permitía tomar un poco. Digamos que yo he hecho el mismo trato con mi hijo.
Recuerdo que las primeras tres noches que Claudio estuvo en casa yo no podía dormir. Era horrible, sentía que me iba a volver loca y mi ginecólogo me dijo que me tomara una copita de vino al terminar el día para relajarme. y en esos días además consulté con una consultora de lactancia quien me dio el mismo consejo; una copa de vino te va a ayudar a dormir, a relajarte y así vas incluso a producir más leche. No quisiera hacer una apología al alcohol pero hasta ahora recuerdo la noche que Canito me hizo un tomatodo de litro y medio lleno de manzanilla con wawasana buenas noches y me dio además una copa de vino tinto. Fue la primera noche después del nacimiento de Claudio en la que ambos nos sentamos a conversar en la sala y fue la primera noche que dormí bien (para despertarme 3 horas después pero bueno ... dormí bien).
*Mamacita residente