#ElPerúQueQueremos

Dibujo de Andrea Lértora Alva

En el día de la madre (un especial hecho a 4 manos)

Publicado: 2012-05-13

 

 

En el día de la madre, que se celebra en distintas fechas alrededor del mundo, las mamacitas brindamos un homenaje a todas esas madres luchadoras, imperfectas, que rompen moldes, que quieren ser simplemente felices…

Por el día de la madre, Mariana Alegre, mamacita residente, reflexiona respecto a la desigualdad que existe en el Perú y cómo impacta en la diferente calidad de servicios de salud que puede recibir una madre

 El otro día fui a la primera actuación de mi hija por el Día de la Madre. Por suerte, como mi hija es aún una bebé, las profesoras no los hicieron actuar sino simplemente jugar con sus mamás. ¡Uf! Mirando alrededor habría unas cuarenta mamás esperando ver a sus niños. Aquellas que trabajan seguramente habrían pedido permiso para faltar o para llegar tarde, con tal de ir a celebrar con sus hijos e hijas ese momento. Todas ellas, sin minimizar sus situaciones y problemas, tienen la suerte de estar ubicadas en un lugar privilegiado en la sociedad.

A mí que el Día de la Madre y demás celebraciones no me encantan (por muchos motivos que no vale la pena mencionar aquí) y el vivir el otro lado (el de agasajada –con la vergüenza que eso implica–) me hizo pensar no solo en las diferentes experiencias que como madres y padres tenemos a lo largo de nuestras vidas, sino además en lo terriblemente desigual que es nuestro país y los diferentes que pueden ser las madres.  Ojo que no me refiero a las diferentes opciones que las madres y padres pueden tomar en la crianza de sus hijos, sino en las situaciones que unos sufren y otros tienen la suerte de no sufrir.

Hace un mes me contaron el caso de una señora que vive en Jauja y que recién se había enterado (y aún no terminaba de aceptar) que su hija de 1 año y 2 meses tiene síndrome de down. No, esta madre no se ha enterado de eso cuando su bebé nació ni pudo brindarle un tratamiento adecuado a su bebé. Los doctores y enfermeras del hospital público en el que se atendió fueron tan cobardes que no se atrevieron a decirle ni al momento del nacimiento ni a lo largo de los controles médicos para vacunación y otros, de la condición que aquejaba a su hija. Ella y su familia, gente muy muy humilde, notaban que algo raro había en la bebé pero nunca se plantearon una situación así. No fue sino cuando por enésima vez en la calle o en el mercado alguien se le acercó a decirle: “Qué linda tu bebé! Es una niña especial así que debes quererla mucho” que ella pensó que algo raro tenía que estar pasando e intento averiguar. Vaya sorpresa ¿no?

Cómo es posible que niños y sus madres tengan que sufrir porque nuestro Estado no es capaz de garantizarles un mínimo de calidad en su atención médica. Cómo es posible que el resto de la sociedad se mantenga indolente ante estos casos. Cómo es posible que las autoridades, los funcionarios y los políticos no hagan mucho más para que casos como estos dejen de seguir ocurriendo.

Mi saludo por el Día de la Madre va a mujeres como esta que no reciben de su propio Estado la cobertura mínima que les garantice dignidad y calidad de vida. Mi saludo va para todas esas madres que han parido a sus hijos mientras un doctor o enfermera, por decir lo menos idiotas, le reclaman, mientras escuchan sus llantos y gritos de dolor: Ahora te quejas ¿no? Hubieras pensado en esto antes de abrir las piernas. A esas madres van mis saludos.

En el día de la madre, Susana Klien, mamacita residente, nos recuerda que no importa cuánto celebremos a las madres cada Día de la Madre si los otros días del año solamente las juzgamos porque no cumplen los roles que “tienen” que cumplir de acuerdo a la sociedad

Hoy es día de la madre y quisiera ir contra la corriente y no hablar de las maravillas que trae la maternidad o cómo ha llenado mi vida mi hija, ambas cosas ciertas, sino más bien compartir cómo siento que a partir de su nacimiento –e incluso desde que estaba en mi barriga– el ser “mamá” pasó a ser parte principal de mi ser para la sociedad y pasé a pertenecer al imaginario colectivo de cómo debe ser la mamá perfecta.

No había reflexionado mucho al respecto hasta pocas semanas después del nacimiento de mi hija, cuando leí un artículo que primero me dio risa y luego me hizo sentir totalmente identificada.  La mujer del artículo contaba que había ido a la peluquería y en un momento la peluquera le dijo que a esa peluquería iban “artistas, escritoras, abogadas, publicistas……y mamás”. Y al decir mamás, la señaló a ella. Esta mujer, una periodista famosa además, cuenta que sintió que sus dos décadas de trabajo en la línea de fuego se habían ido por la alcantarilla pues ella ahora era simple y únicamente categorizada como “mamá”.

Yo ya había sentido eso cuando después de tener mi hija la gente en el hospital, en tiendas, en restaurantes o en la calle me decían “hola mamá”, “en qué la puedo atender mamá”, o la mejor de todas……cuando le hablan a mi hija como si yo no estuviera y le decían “veo que viniste con mamá”, “dile a mamá que tienes frío”, “mamá a lo mejor tiene que darte de comer”. Además, en muchos casos me miraban con ternura como pensando “que dulce y linda eres por ser mamá”, “cómo es de importante tu rol para esta sociedad” (esto obviamente en ciertos lugares y por cierta gente, pues también pasé a ser vista con fastidio por gente que sentía una imposición que tuviera una hija).

Así, de pronto, yo era una mujer diferente porque era madre. Una mujer respetable porque era madre. ¿Se han dado cuenta que las mujeres en los anuncios antes de ser mamás son ese tipo de mujer libre, ligera y frívola, caminando decidida y feliz porque compró su tampón, bailando en la playa tomando cerveza, sintiéndose sexi porque su pelo brilla y “caspa ha ha”, probándose el pantalón que le queda perfecto porque estuvo comiendo yogurt?. Pero claro, seguramente esas mujeres NO eran felices porque solamente cuando una tiene hijos o hijas es realmente una mujer completa ¿no?, solamente así se siente realizada pues es la meta más grande de la vida y la idea de una mujer que no quiere hijos no encaja. Y entonces, cuando ya eres mamá los anuncios te muestran con una dulzura infinita, pacientes, siendo felices mientras cocinas para que los hijos y el marido lleguen del colegio o trabajo a sentarse en la mesa sin ni siquiera ayudar, que se pasan la vida levantándose en la noche y echando vick vaporub con una sonrisa angelical a sus bebés, que lavan pañales con caca y pichi felices porque el detergente nuevo no les malogra las manos…esas madres, el componente fundamental del hogar, corazón y base esencial de la sociedad y del desarrollo de un país.

Cuando te conviertes en madre tu rol es tan importante para la sociedad que tus deseos, sueños o ambiciones no pueden entrar en conflicto con la maternidad (entendida como la “madre perfecta”) y si lo hacen pues tienen que ser sacrificados casi casi por la madre patria. Y se te celebra el día de la madre porque eres lo máximo y la sociedad (y por supuesto, las tiendas) quiere recordarte todas las expectativas que tiene respecto a ti. Pero la verdad, no importa cuántos regalos les demos a las madres cada día de la madre sino no las tratamos bien los otros días del año y las juzgamos porque no cumplen los roles que “tienen” que cumplir. Si las bombardeamos por todos lados con críticas y ninguneos. Si las condenamos o porque deciden ser madres trabajadoras, o porque son madres dedicadas 100% a sus hijos e hijas, o porque dan teta o porque no dan teta, o porque son madres jóvenes o porque fueron madres muy viejas, o porque son madres solteras o son madres casadas infelices, o porque a veces no soportan sus hijos o hijas….Mientras tanto, los papacitos del mundo crían también los hijos e hijas, siguen sus carreras, ven el fútbol y pueden ser humanos.

Lo siento. Yo no quiero que el “mamá” sea mi identificación primordial y espero que no me malinterpreten, yo adoro a mi hija por sobre todas las cosas y me hace sumamente feliz (y a veces también renegar) no solamente el día de la madre sino los 365 días del año. Y sí he puesto esfuerzo en ser madre, hemos pasado dos pérdidas, intentos, cansancio, estrés, miedos, frustraciones y también muchas alegrías y satisfacciones. Solamente que no quiero que la existencia de mi hija niegue mi individualidad ni mis sueños.

Algo que las creadoras de este blog compartimos es que el ser madre no es instintivo y no te llena por naturaleza. No todas las mujeres son felices con ser madres y además hay muchas formas de ser madres y madre no es solamente la que “oficialmente” es tu madre. Ser madre es casi siempre muchísimo más difícil de lo que imaginamos y queremos admitir, y las anécdotas en blogs, artículos en periódicos y comentarios falsos de mucha gente alimentan una fantasía de lo que es la maternidad que termina haciendo sentir a muchas mujeres que están fallando constantemente, que son unas “madres desnaturalizadas” o “malas madres”. Y es a esas mujeres imperfectas a las que les dedico este día de la madre……..

Soy una mamá imperfecta y mi mejor día de la madre serán los 365 días en que mi hija (y la que viene en camino) me honre entendiendo mis caídas, errores, contradicciones, aprendizajes y simplemente queriéndome así.

En el día de la madre, Ximena Sierralta, mamacita residente, felicita a las mamás imperfectas: esas mamás que no son iguales a las mamás de los comerciales, que se equivocan, que tienen sentimientos contradictorios...que son humanas 

Hoy quiero saludar a las mamás que están cansadas de ser vistas como seres celestiales que destilan amor por donde quiera que van. A esas mamás que se equivocan todos los días y cuyos hijos a veces las sacan de quicio. A las mamás que lanzan un largo "aaaaaahhh" de alivio cuando termina el día, los hijos duermen y finalmente pueden echarse en su cama a hacer lo que quieran.

Quería reconocer a las mamás que a pesar de todas las nuevas tareas que trae la maternidad no se rinden e intentan leer un buen libro, escuchar un buen disco y ver una buena película. No me canso de decirlo: ser mamá no mata neuronas así que hoy quería saludar a las mamás que día a día se lo demuestran a quienes creen que una sólo piensa en telenovelas, recetas de la abuela y libros de autoayuda.

También quería saludar a las mamás que a veces se hartan de los hijos y que a pesar de eso, se desloman por pasar hasta el último minuto libre con ellos, pero que de cuando en cuando salen a tomar una cerveza con las amigas o la pareja porque sino se vuelven locas.

Mi saludo va para esa mamá que nunca está segura si está tomando buenas decisiones de crianza, a esa otra que necesita analizarlo y cuestionarlo todo y a aquella otra que está pasando por una etapa terrible en su vida. Todas lo estamos haciendo bien, estoy segura. Y todo va a mejorar pronto, van a ver.

No podía dejar de incluir en mi saludo a aquellas mamás, como la mía, que detestan que les regalen electrodomésticos. Porque las mujeres no nos volvemos cocineras luego de parir y si alguien odia cocinar, eso no va a cambiar porque tengas hijos. Si nos toca preparar arroz no lo preparamos con una sonrisa de oreja a oreja sino como una parte más de los mil quehaceres que una debe hacer.

A pesar de lo que muestren los comerciales de ropa y electrodomésticos, nosotras no somos maravillosas ni perfectas. Somos humanas, queremos que nos dejen en paz, lloramos, nos equivocamos, nos enamoramos, nos desenamoramos, trabajamos, descansamos, pensamos, escribimos, leemos, analizamos, cuestionamos y además de todo eso somos mamás.

Para nosotras las mamás imperfectas es absolutamente posible amar al hijo por sobre todas las cosas y al mismo tiempo fantasear con la idea de un sábado entero de vacaciones sin él. Es absolutamente posible estar convencidísima de lo maravilloso de ser mamá pero no envolver todo eso en papel rosado, azúcar y corazones. Es perfectamente válido creer en la importancia de la crianza natural pero no necesitar ser fundamentalista.

Nosotras las mamás imperfectas nunca sabemos la respuesta correcta y nos va mejor cuando caminamos siguiendo nuestro instinto y esperando lo mejor.

Finalmente quería expresar toda mi admiración a la mamá limeña que se despierta a las 5 de la mañana para dejar el almuerzo y los hijos listos, que toma dos combis para ir a su trabajo, que cuida hijos ajenos, que cocina, lava, plancha y sólo se sienta 15 minutos para almorzar y que luego tiene que tomar otras dos combis y un mototaxi para llegar a casa. Y todo eso por menos del sueldo mínimo. Esas son las verdaderas mamás perfectas. Esas son las mamás que nunca salen en los comerciales de ropa y electrodomésticos.

En el día de la madre, Paola Ugaz, mamacita residente, rinde homenaje a las madres que además de todos los retos que trae la maternidad tienen que lidiar con progenitores que buscan agredirlas (física y mentalmente)

Hoy que es día de la madre quisiera rendir un homenaje a esas madres que se rompen el lomo trabajando mientras en paralelo, los padres de sus hijos las hostigan. Encima de todo lo difícil que es buscar ser una buena mama tienes que lidiar con la posibilidad de que te agredan, busquen hacerte la vida imposible con trámites kafkianos ó calumnias para dejarte ante la Corte Judicial como lo que no eres.

Acá entrevistamos a dos mamás que nos cuentan su historia y cuyas identidades no serán reveladas para cuidarlas a ellas, a sus hijos y sus familias. Desde aquí les rendimos un homenaje por su cotidiana lucha y esperamos poder ayudar a otras mamacitas que atraviesen por situaciones similares.

Habla mamá de Ardillita*

*¿Cómo se organiza ante la vida una madre que es atacada por el padre de tu hijo?

En principio debes tomar medidas para asegurar tu tranquilidad y la de tu hijo. En mi caso mis días laborales son un poco complicados pues trato siempre de estar al tanto de lo que pasa en casa y he dado instrucciones precisas a la nana de mi hijo para que no abra la puerta a nadie, 'así se aparezca el mismo presidente', como le he recalcado. Además, como tengo juicios legales pendientes con el padre de mi hijo, de alimentos y por violencia familiar, la nana tiene, además de los teléfonos del pediatra y del seguro, el teléfono de la comisaría de mi distrito que gracias a Dios queda cerca a mi casa.

Combinar tu trabajo con la maternidad para una madre soltera es, de por sí, bastante difícil; pero si a eso le añadimos las audiencias en los juzgados y el estrés que eso trae consigo, pues el trabajo se triplica. Organizar mis días de descanso ha sido también todo un tema: Luego de ponerle al tanto a mi familia de los problemas que tengo con el padre de mi hijo, he logrado que ellos me acompañen cuando estoy de descanso, sea en mi casa o en casa de alguno de ellos. Sí, es otro estrés tener que trasladarte a otro lugar cuando, quizá, lo único que quieres es quedarte en tu casa en pijama junto a tu hijo; pero creo que ninguna medida es exagerada cuando ya has sufrido agresiones.

*¿Has llegado a sentir miedo por ti y tu integridad?

Lo siento hasta ahora. Llegó un momento, sobre todo los días posteriores a los feos sucesos con su familia, en que sentía que me perseguían o me pasaba que tenía miedo de contestar el teléfono pensando que era uno de ellos que llamaba a insultarme nuevamente.

Cuando salgo del trabajo llamo a la nana para decirle que ya estoy saliendo para que ella tome las precauciones con el bebé en caso me demore más de la cuenta; miro a todos lados cuando salgo de casa y lo mismo cuando salgo del trabajo. Cuando salgo con mi hijo aviso siempre a donde voy y trato siempre de ir acompañada.

*¿Que lecciones tienes ante la vida de afrontar una maternidad doble o triplemente más dura que las demás?

No envenenarme el alma. Es difícil no odiar a la gente que te agrede, te insulta y hace tu vida de cuadritos, pero siempre he tratado de no envenenarme pues no quiero trasladar esos sentimientos a mi hijo. Otra cosa que aprendí es no dejar que las cosas pasen y no denunciarlas, aunque suene tedioso he aprendido que todas las agresiones, verbales y más aún físicas, deben denunciarse, pues si las dejas pasar todo empeora, interpretan la pasividad como debilidad y las cosas se agravan.

Además, he entendido que si mi hijo sale adelante será por lo que yo pueda darle y, claro, para eso trabajo más, trato de conseguir trabajos extras para poder cubrir todas sus necesidades y valoro al mil por ciento las horas que paso con él. También me asesoro con una psicóloga para que me oriente sobre el trato que le debo dar a mi hijo para que no sienta, al menos tanto, la ausencia de su padre.

Habla mama de Conejito*

*¿Cómo se organiza ante la vida una madre que es atacada por el padre de tu hijo?

Lo que yo hice fue buscar la mayor estructura posible. Programar, ordenar, planificar. Tal vez como un intento de ordenar afuera para ir ordenando adentro. Traté de que mi hijo estuviera rodeado de familia cuando tenía que ir a trabajar y de generar las estrategias para que siguiera manteniendo un vínculo con su papá, evidentemente con supervisión. Esa es la parte más difícil. Es realmente duro diferenciar las agresiones hacia ti de aquello que puede ser bueno para tu hijo; de recibir agresiones verbales, judiciales y al mismo tiempo atender a la necesidad que tu hijo expresa de verlo. Es como si te sintieras esquizofrénica en algún momento. Pero con todo el tiempo que ha pasado siento que ha valido la pena. Al mismo tiempo busqué tener tiempos continuos y largos  de vínculo sano, real, feliz, de juego con mi hijo. De alguna manera sentí que esos momentos nos harían fuertes a los dos, nos conectarían de forma que lo más importante estuviera a salvo. Y peleaba con la misma fuerza por protegerlo que por conservar esos espacios. Yo me apoyé mucho en mi familia cercana y en mis amigos. Le conté a toda persona cercana lo que sucedía de modo que tuviera una red de soporte y apoyo para emergencias.

*¿Has llegado a sentir miedo por ti y tu integridad?

Sí. Mi ex-marido intentó golpearme dos veces. Yo soy grande y tengo capacidad de defenderme pero es tan fuerte sentir que eso puede pasar que una tiende a quedarse paralizada. Y yo tendí a quedarme así. La vez que más me asusté fue cuando me subió la presión por algo que había hecho. Pensar que podía dejar a mi hijo desprotegido fue suficientemente fuerte como para agarrar valor para sacarlo de mi vida.

*¿Que lecciones tienes ante la vida de afrontar una maternidad doble o triplemente mas dura que las demás?

Siempre había escuchado que los hijos dan fuerza y creo que eso es cierto, pero creo que también te dan perspectiva. Al tener a mi hijo supe que había cosas que ya no podían ser como eran. Y en ese sentido él me salvó a mí. Creo, sin embargo, que algo que se dice menos para situaciones como ésta es que los hijos producen mucha alegría y esa alegría absoluta te hace tan fuerte, tan sabia, que todo puede ser mejor. Hacerle la vida feliz es más fuerte que la fuerza. El tratar de que él tenga como modelo a una madre feliz me hizo, en medio de todo, buscar y encontrar una felicidad interior que no fuera actuada sino que se sintiera cierta, para que él no creciera con la imagen de una mamá deprimida, triste...y al final...fue real, logré aprender de esa felicidad desde dentro y hacerla real.


Escrito por

mamacitas

Cuando uno es mamá o papá aprende a reconocer que no puede sola/o y que necesita el apoyo de muchas personas. Por eso nace MAMACITAS. Para que compartas lo que hiciste para resolver los mil y un retos de la maternidad. Para que cuentes eso que nadie cuenta.


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