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La fatiga del segundo hijo

Publicado: 2013-10-30


Confesión del día: me da una flojera inmensa que nazca mi segundo bebé. Pensar en las despertadas nocturnas, la nueva adaptación familiar, lidiar con los inevitables celos de su hermana mayor, postergar los libros que quería leer, etc...

Es verdad, me da mucha flojera. Y sí, sé que más de uno levantará la ceja y dirá “pero porqué dice/piensa eso, si tener un bebé es lo más maravilloso del mundo” y bla bla bla. Pero es que, aunque tener un bebé sí puede ser maravilloso, también es súper cansado para la mamá, para el papá, para la familia, y de eso se habla poco.

Claro, se habla mucho de las malas noches y las despertadas nocturnas, pero nadie dice que esas despertadas nocturnas suelen extenderse por varios años (según qué tan suertudoseas). Si estás embarazada por primera vez o si tienes un pequeño bebé quizá te asuste el cómo hacer para criarlo, para tomar las mejores decisiones y para ser la mejor madre (o padre) que puedas para él o ella (¡qué ilusos somos al inicio!). Pero nadie te cuenta lo agotador y demandante que es criar a un niño pequeño. Yo le bromeo a mis amigas y amigos que estrenan bebito/a que esta es la etapa fácil, que aprovechen estos primeros meses pues podrán dormir más de lo que imaginan y podrán hacer más cosas de las que creen, pues el verdadero trabajo recién empieza cuando aprenden a caminar: ¡ahí sí agárrense!

Y cuando empiezan con la etapa del “No”, del enfrentamiento, de las pataletas… los TerriblesDos… y Tres… y Cuatro… y Cinco… (mejor aquí me detengo). No hay vuelta atrás. Recuerdo a una mamá amiga contándonos cómo en una semana su hijo, un niño maravilloso y dulce, se convirtió en un pequeño monstruo que ya no quería comer ni cambiarse, que reaccionaba a todo con patadas o mordidas o llantos. Ella decía: “¿Qué le han hecho a mi bebé? ¿Quién me lo ha cambiado?”. Tener un bebé es fácil cuando lo comparas con criar a un niño pequeño, desesperado por afirmar su independencia y sus diferencias.

Por eso, me imagino que criar a un bebé y a la vez tener un niño o niña pequeño debe ser de locos. Me juran mis amigos y amigas que pasar de 1 a 2 no es duplicarlo todo, que se vuelve más fácil; que quizá al inicio es como tener 1.8 hijos y luego,cuando ajustas rutinas, es ya como tener solo un hijo y medio, pues el más pequeño se adapta a la rutina del hermano/a mayor. Los padres ya son experimentados y pierden menos tiempo en preocuparse y pasarse de vueltas condudas propias de la inexperiencia y la novedad. Claro, eso si te toca un segundo niño relativamente fácil, sin terribles cólicos o llantos indescifrables y sin los retos que implican las angustias y requerimientos especiales de algunas enfermedades o condiciones particulares.

También me juran y re juran que el segundo hijo busca diferenciarse del primero a través de su carácter. Si el primero es una bala imparable llena de energía, elsegundo será sosegado y reflexivo. Si el primero es capaz de subirse al sillón y mirar por la ventana del onceavo piso sin cerrar los ojos, el segundo será prudente y medirá mejor los riesgos. Y así también en el caso contrario. No tengo idea si será cierto o no, pero lo que sí sé es que cada uno de ellos será diferente y lo que funcionó con el primero no necesariamente funcionará con el segundo.

Para empezar, el contexto en el que viene el segundo ya es muy diferente al querecibió al primer hijo. En el primer embarazo, la mamá leyó y estudió cuanto libro y página web se le cruzó en el camino; aprendió términos que nunca había escuchado (¿ejercicios de Kegel? ¿placenta previa?), evaluó si le convenía o no congelar las células madres del cordón umbilical, se inscribió en una web de maternidad que le mandaba un boletín semanal del desarrollo físico de ambos, bebé y mamá; descansó y durmió para llegar con energía al nacimiento, etcétera. En el segundo embarazo, la mamá anda más ocupada criando a su hijo/a mayor y trabajando o dedicada a sus propios proyectos o a su casa, así que poco tiempo le queda para dedicarle mucho tiempo a la barriga. Habría que preguntar cuántas mamás le pusieron música a su segunda barriga si es que sí lo hicieron con el primer hijo. Yo, ni siquiera sé en qué semana del embarazo ando y sino fuera por el doctor, que revisa el expediente y me dice, pues ni me entero.

Leí en algún post que el primer bebé tiene la suerte de recibir toda la atención de sus padres y que el segundo sacará ventaja de su experiencia acumulada. Aunque no sé si realmente compense decirle al que está por nacer: “no puedo mirarte ni dedicarme tanto tiempo a ti como lo hice con tu hermano/a, pero no te preocupes, tú no corres el riesgo de morir asfixiado ni de pulmonía porque no sabíamos cuánto abrigo necesitaba un bebé”.

Y no quiero ni empezar a pensar en cómo será el rollo de los celos, las nuevas rutinas familiares, el trabajo de los dos, el inicio de clases… sí, un bebé puede ser muy lindo, pero también es cansadazo. Es más: de solo pensar en lo que se nos viene, ya estoy exhausta.

*Mamacitaresidente


Escrito por

mamacitas

Cuando uno es mamá o papá aprende a reconocer que no puede sola/o y que necesita el apoyo de muchas personas. Por eso nace MAMACITAS. Para que compartas lo que hiciste para resolver los mil y un retos de la maternidad. Para que cuentes eso que nadie cuenta.


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