Ximena Sierralta*

Esta fue una de las primeras y más importantes observaciones que recibí al entrar en el mundo de la maternidad (gracias Miriam!) y me pareció importante empezar mi vida bloguera con esa frase.

Para una mamá, su hijo es el más lindo del mundo (para mi también!). Pero además parece que para las mamás que a una la rodean sus hijos son siempre gorditos, sanísimos, independientes, duermen maravillosamente, se portan regio, son precoces y/o mucho más despiertos que lo normal.

Lo que empiezo a entender es que la perfección en la maternidad no existe y si intentamos aparentarlo para que nadie se preocupe, para que nadie a una la juzgue o para parecer que tenemos todo bajo control, terminamos contando menos, contando más, … mintiendo…

Un ejemplo son los famosos hitos del desarrollo. "Mi hijo es vivísimo! Lo veo más despierto que el resto de niños!". Eso lo hemos pensado casi todas. Todas queremos (creemos) que nuestro hijo será el primero en hablar, el que más rápido camina, el más inteligente de todos y el que entrará a 4 colegios y cuando eso no pasa (porque en algún momento algo no va a salir bien), en vez de compartir la preocupación, una se calla. Como si fuera culpa nuestra o del bebé.

Otro ejemplo. Todas hemos leído que la leche materna es el mejor alimento. Es eso y mucho más. Pero la leche materna no produce super bebés (ni super mamás). Y no eres mala madre si por desconocimiento, falta de apoyo o lo que sea dejas de dar lactancia materna. Los bebés se van a enfermar, van a llorar y se van a portar mal, amamantados o no. Yo doy teta porque creo que es lo mejor para mi bebé y confieso que a veces miro a "las otras" desde mi podio "perfecto" y sé que tengo que corregir eso.

Y también pasa que al conversar con varias "perfectas" resulta que sus maridos son estos seres maravillosos y conectadísimos con las necesidades de madre/hijo a quienes no hay que arriar nunca, que la lactancia es un mar de alegrías y satisfacciones, que en dos meses ya son expertas internacionales en armonización de trabajo y maternidad y que las ganas de tomarse unos tragos y unas vacaciones son solo tuyas, madre desnaturalizada.

Esta presión por la perfección termina por aumentar innecesariamente la ya enorme carga de la maternidad y a veces te crea la sensación de que una tiene que andar probándole algo a la gente siempre. Que yo sí puedo, que no me canso, que sé todo, que ya lo viví, que "a mi no me ha pasado pero", y mientras una se desgañita diciéndolo, hay otra que te mira pensando "aaaaaaaanda mentirosaza!!".

Por eso creo que lo mejor es ser sincera, abierta y pedir consejos, porque así no sólo te sientes mejor sino que además puedes enterarte qué hacen otras mamás para sobrellevar las mil preocupaciones que trae un bebé. Y al ser sincera, te impresionará cómo hasta la más perfectita empieza a soltar prenda de problemas que sólo tú creías que tenías. Te aseguro que no eres la única que tiene al hijo enfermo, o que cree que su bebé se está demorando en hablar, o a quien le falta plata, o la que a veces termina agotada al punto de querer llorar.

Si sientes ganas de compartir puedes unirte a algún grupo virtual (como este!!) o participar en los debates en Babycenter en español, Mumsnet o Parents Connect (en inglés). En twitter el hashtag #mamastuiteras es un espacio interesante de intercambio. Si buscas algo más real, sugiero llamar a esas conocidas no tan amigas que por Facebook te has enterado que tienen un bebé (esta nueva experiencia te convierte en mejor amiga de toda aquella mujer que comparta contigo las cuitas de tener a un bebé en casa). Sino, hay talleres post natales como el de Pakarii que para mi fue una bendición y donde conocí a madres lindas y reales.

* Mamacita Residente

Soy madre trabajadora y primeriza. Mi chiquitito tiene 8 meses. Soy de esas mamás afanosas, que lee todo, que tiene una opinión sobre todo, que se obsesiona por todo y que planifica todo. Mis 8 meses de experiencia en este mundo me han enseñado que necesito dejar de ser así.