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Contacto precoz con la cesárea: Sí se puede!

Publicado: 2011-12-12

Zarella Sierra Peralta*

Hace sólo tres meses me convertí en mamá. Soy de esa especie de mujeres que no sueña con un vestido blanco de cola pero sí con baberos y biberones. Así pues, soy madre soltera, feliz y orgullosa de tener en mis brazos a mi pequeño príncipe Renato.

Si bien siempre desee tener un bebé, cuando me informaron que tenía cinco semanas de embarazo tuve una serie de sentimientos encontrados: reí y lloré a la vez, me alegré y aterré también. Hacia sólo dos semanas antes había terminado con mi pareja y en ese momento un bebé no estaba en mis planes. Pero asumí ese regalo con responsabilidad y mucho amor.

Salvo algunos contratiempos médicos, mi embarazo fue una etapa mágica y desde el sétimo mes me preparé con ahínco para dar a luz de forma 100% natural pues había decidido no utilizar la epidural y me sentía capaz y anhelaba sentir a plenitud la labor de parto. Pero nada fue como lo esperé. Cuando cumplí las 40 semanas mi doctora me informó que mi pequeño tenía el cordón umbilical alrededor de su cuello, que no había encajado y que además, según la última ecografía, pesaba 4 kilos 100 gramos. “Es imposible que siendo tú estrecha y tu bebé tan grande tengas un parto natural, vamos a tener que programarte la cesárea”, me dijo.

Debo reconocer que la noticia me deprimió pues desde que supe de mi embarazo soñé con el “contacto precoz” (tener en brazos a mi bebé apenas nazca). Sin embargo, según me informó la enfermera de la psicoprofilaxis, en una cesárea eso no se permite. Luego de varios días de tristeza decidí que lucharía por ese momento y que no aceptaría una negativa sin una razón lógica. Hablé con mi ginecóloga y con el pediatra que recibiría a mi pequeño y ambos me revelaron que, a menos que surjan complicaciones en la operación, no existe riesgo médico que justifique impedir ese primerísimo contacto mamá-bebé en una cesárea. La negativa, me dijeron, es sólo por comodidad de los doctores. Adorables ambos apoyaron mi pedido y preparamos el plan que me permitiría cumplir mi deseo.

Quienes han dado a luz por cesárea saben que durante la operación nuestros brazos están con sondas, por lo que usualmente te ponen al bebé a un lado de tu cabeza para que les des un beso y listo, ese es todo el contacto mamá-bebé antes de que a nosotras nos manden por un par de horas a la sala postoperatoria y al bebé al cuarto postnatal. Entonces, ¿cómo fue mi primer encuentro con mi bebé?

Antes de iniciar la operación los doctores dejaron libre la parte superior de mi pecho para que calzara mi bebé y a los pocos segundos de nacer, con su poderoso llanto que justificaba sus 9 puntos Apgar, Renato llegó a mí y pude sentir su cuerpecito todavía sin limpiar. Apenas me tocó, sin más y como si fuera magia, dejó de llorar, abrió sus ojos y me miró mientras yo lloraba de emoción. Aún recuerdo a mi acompañante diciéndole con asombro al pediatra: “¡se quedó callado!” y él respondiendo con una sonrisa mientras lo sostenía: “claro, es que sabe que es su madre”. No pude tocarlo con mis manos pero llené todo su pequeño y frágil cuerpecito de besos mientras él sólo me miraba en silencio. Desde momento mi vida cambió y di gracias al cielo por no haber renunciado a esos mágicos minutos.

No sé si a otras mujeres con cesárea le han permitido este contacto pero si alguna va a dar a luz exíjanlo, no se conformen con el ‘no’ tradicional y automático porque no existe motivo alguno para que no lo tengan y es saludable no sólo para ustedes sino también para el bebé. Yo tuve a mi Renato poco más de un minuto antes de que se lo llevaran y eso cambió mi vida. No renuncien ustedes a esa única oportunidad porque este es el tipo de situaciones en las que no hay una segunda oportunidad.

*Mamacita invitada

Peruana, periodista y mamá de un precioso y robusto bebé llamado Renato. Trabajo en el diario Perú.21, soy ferviente defensora de los derechos humanos, perfeccionista, viajera, lectora empedernida y, por sobre todo, orgullosa mamá gallina


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mamacitas

Cuando uno es mamá o papá aprende a reconocer que no puede sola/o y que necesita el apoyo de muchas personas. Por eso nace MAMACITAS. Para que compartas lo que hiciste para resolver los mil y un retos de la maternidad. Para que cuentes eso que nadie cuenta.


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