Rabietas y la Estoica Santa Madre
Ximena Sierralta*
Esto no es un consejo, es un testimonio. No encontrarán aqui una guía de cómo hacer las cosas "bien" pero sí leerán entrelíneas un llamado de auxilio.
Mis primeros encuentros con las rabietas, pataletas o berrinches fueron estando soltera y sin hijos y por lo tanto, siendo yo una experta mundial en maternidad y disciplina infantil. Era obvio para mi que esos niños llorando en el restaurante/supermercado eran malcriados hijos de una pobre infeliz que además de ser una tía aburrida y sin ambición en la vida, era un ser privado de voluntad y autoridad. "Si fuera yo …".
En carne propia sólo tengo 4 o 5 meses de experiencia en pataletas y sólo con un niño así que las madres de 4 hijos reirán y deberán disculpar mi descarado intento por sistematizar el tema pero el ejercicio lo hago sobretodo para mi. Necesito documentar este fenómeno para ver si mejoro y aprendo.
Las fuentes de pataleta que he encontrado en mi corta experiencia son diversas y de lo más desconcertantes. Esa creo que es una primera verificación: las pataletas empiezan por cosas absurdas. Y a modo de sobresaliente ilustración comparto esta página llamada "Reasons my son is crying" (razones por las que mi hijo está llorando) http://reasonsmysoniscrying.tumblr.com/ , una colección de fotos de situaciones donde se desata la pataleta: "una mosca se posó cerca de él", "la cañita era muy larga", "no la dejé jugar con la bolsa de caca del perro", "no lo dejamos chupar el mata-moscas".
Pero también hay situaciones que por su repetición ya sé que pueden desencadenarlas. La falta de sueño, por ejemplo o el hambre, ponen a mi hijo de pésimo humor. Entonces ya sé que si él está despierto a las tres de la tarde sin haber hecho siesta, cualquier cosa que suceda será un stress. Y también por eso siempre cargo un pan, galletas o un plátano y también un paquete de gomitas para un caso extremo (los dulces de colores vivos han probado tener un enorme poder anti-pataleta y sinceramente, no me molesta mucho dárselos en un caso de gran necesidad).
Las tablets son también fuente constante de rabietas porque mi hijo no entiende que a veces la aplicación de los rompecabezas se cuelga, que la batería se acaba, que el video del Perro Bobby no carga rápido o que simplemente se supera la cuota de minutos diarios impuesta por sus responsables padres. Cualquiera de esos supuestos genera una rabieta. Así que ahora intentamos no dársela y le decimos que la tablet hace llorar a los niños. A veces nos cree, tan lindo.
Y desatada la pataleta el reto es qué hacer. Los artículos que he leído me han parecido muy optimistas con eso de "ofrécele una distracción" (no funciona pasados los 2 años), "intenta explicarle" (no escuchan nada en ese momento) o "enfréntala con respeto" (ah?).
Después de algunas pataletas mal manejadas, una noche logré tener la paz mental para internalizar a la Estoica Santa Madre (en adelante ESM) y al iniciarse la tormenta respiré hondo y con voz dulce empecé: "ya te dije que no puedes seguir jugando con el iPad, es hora de bañarse", "sé que estás muy molesto pero se acabó". Mientras él volteaba la cabeza 360 grados como Regan en El Exorcista, yo mantenía la calma y la dulzura intentando acariciar su manito: "querías ver el video de Jueves de Pavita no? mañana lo veremos mi amor". Hasta que consegui que se dejara acariciar la cabeza y con eso el llanto se calmó un poco. Luego lo cargué, me lo llevé al sillón y me quedé abrazándolo hasta que finalmente dejó de llorar. Todo habrá durado unos 7 minutos. Victoria. La ESM lo logró.
Ese momento me hizo sentir la mejor mamá del mundo. Amorosa, comprensiva, empática. Mi esposo con la boca abierta ante mi extrema sabiduría. Estaba lista para hacer un libro de auto ayuda.
Sin embargo, el problema con la gestión de las pataletas es que lo más probable es que te agarren cansada, apurada, recién peleada con tu esposo/mamá/jef@, resfriada o con tensión pre-menstrual. Por eso no es fácil canalizar unicamente a la ESM y hacer lo que la señorita del video educativo sobre manejo respetuoso de las rabietas narra con tanta facilidad. En una gran cantidad de veces además de la ESM surge también la Reina del Hielo ("que llore pues!" o "quédate con tu padre!"), la Bruja del Oeste ("basta ya niño!" o "pero qué te pasaaaa!") y la Gemela de Pilar Sordo ("es que este niño es un engreído!"). Esas 4 señoras comparten roles en el lapso de tiempo que el niño se desgañita y ahí todo se vuelve un despelote esquizofrénico.
Después del episodio de la ESM me di cuenta que a mi hijo lo alivia mucho el contacto físico. Cuando no personifico algún personaje extra, lo cual requiere enorme esfuerzo de mi parte, la ESM deja fluir el llanto rabioso un par de minutos y empieza a intentar acercarse físicamente, acariciarlo, darle la mano hasta que logro cargarlo y sentarme con él abrazándolo mientras llora. Hasta ahora me ha funcionado y luego de unos minutos él deja de llorar y me dice "ya, ya terminé" o "vamos a jugar". Incluso algunas veces me ha dicho "perdón mamá". Orgullosísima, casi me pongo a llorar yo. No sé qué dicen los libros de paternidad sobre mi descubrimiento. Probablemente digan que lo voy a malcriar y que nunca va a poder enfrentar un problema si siempre estoy ahi para contenerlo. No me interesa. Mi objetivo primordial, que seguro tampoco se incluye en el video del manejo respetuoso de las rabietas, es que él no llore y que yo no pierda la paciencia.
Aún no enfrento la temida pataleta en lugar público y mi duda no es si sucederá sino cuándo sucederá. Quiero creer que he evitado algunas cargando aplicaciones novedosas en mi smartphone o dejando que coma lo que quiera si vamos a un restaurante así sea solo papas fritas. Igual pienso en qué pasará cuando me falle la solución mágica.
Por otro lado, seguro los padres perfectos no tienen esas ideas pero en medio de alguna pataleta absurda yo sí he sentido la pulsión violenta. He fantasiado en cómo sería si en ese momento le meto un palmazo a ver si así deja de llorar. Pero me he frenado siempre y siempre lucharé para hacerlo. Porque imagino que un golpe (chiquito, grande, es lo mismo) en ese momento de enorme tensión en un niño debe ser absolutamente desestabilizador y asustador. Tal vez se calle pero el costo será enorme. No estoy dispuesta. Ni palmazo, ni palmadita, ni zamaqueada, ni insulto. Las pataletas son una prueba enorme de paciencia para mí pero también es cierto que duran pocos minutos y en unos meses van a parar. NO ES CIERTO????
Finalmente, vale recordar que durante la pataleta pública hay una mamá o papá mucho más desesperados que tú para que ese niño se calle. Tu mirada de desaprobación no solo es injusta e inútil sino además hiriente. Si no puedes evitar la mala onda, mejor voltea hacia otro lado y si quieres ayudar, no te acerques a ofrecer tus propios tips (a menos que tengas un chupete gigante) sino simplemente ofrécenos una sonrisa de conmiseración o un "tranquil@, no pasa nada". Ese día una mamá/papá te amará.
*Mamacita residente