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El tetómetro, o esos lugares inverosímiles donde secuela el patriarcado

Publicado: 2013-11-25


Desde hace décadas, estudios sobre mujeres vienen poniendo en evidencia algunos artificios construidos por nuestra patriarcal sociedad occidental. En otras sociedades también, claro, pero estamos de este lado del globo, hijos de esta híbrida historia.

Entre otros hallazgos, está el de haber revelado la equiparación de la constitución biológica de las mujeres con cuestiones morales. Me refiero a la famosa ecuación útero = instinto materno = bondad natural, por la cual las mujeres, por el sólo hecho de poder gestar, estamos obligadas a ser buenas (incluida la disposición a ser madres, buenas madres, obvio, y que nos den ternura los niñitos). Y a rendir cuentas de  ello ante la sociedad,veedora por excelencia de la moral y las buenas costumbres.

Muchas (y muchos) hemos leído u oído sobre algunos de estos postulados y hay algo adentro nuestro que celebra que alguien haya desentrañado el nudo: si soy buena madre no es más que mi destino biológico, no tiene nada que ver conmigo; si soy mala mala madre (o no quiero ser madre, o no me dan ganas de cargar a un bebé cada vez que veo uno) soy una mujer desnaturalizada, y ya que estamos desalmada. Cae por su propio peso que esa ecuación es una construcción sesgada. No hay mucho que discutir, verdad?

Pues bien, hay algo (un fenómeno diré para hablar con propiedad) que me viene llamando la atención últimamente y es la enconada defensa de la lactancia materna que esgrimen desde madres primerizas hasta organismos supranacionales cada vez que pueden, y cuando no pueden sacan el tema a relucir.

Pues sí, no sé si lo han notado, pero ronda el tema un fanatismo parecido al de los ex fumadores o de evangelizadores religiosos. Por supuesto no voy a discutir ni a poner en duda los beneficios de la lactancia materna. Estamos de acuerdo, en todos los planos acarrea bondades y virtudes tanto para el niño como para la madre. Y ni qué hablar del orgullo que se siente al ver a tu hijo crecer y engordar apura leche materna. No estoy discutiendo nada de eso.

Es muy buena la lactancia materna, sí, como es que los padres varones se involucren en la crianza de los hijos, que los niños estén estimulados (aunque mejor no tanto según las últimas corrientes), que cuando empiezan a crecer se alimenten con una dieta nutritiva y balanceada, que no miren demasiada TV (si es posiblenada), que se junten y jueguen con otros niños, que hagan deporte, que tengan libros y música a mano, que aprendan a manejarse solos en la calle, que desarrollen disposición al diálogo, etc., etc., etc. Sería larguísima la listade procesos y situaciones que es deseable que un hijo transite en la vida. Y sin embargo,  a pesar de lo abultado dela lista, hay una cruzada especialísima por la lactancia materna. Por qué, me pregunto? Por qué darle un lugar tan determinante a un solo aspecto de la vida de una persona? Por qué la preocupación que circula en torno a la lactancia materna se parece más al escudriño de  un corazón pecador que al compartir un buen disco?

He sido partícipe y testigo de múltiples situaciones en las que ante un nacimiento la pregunta suprema es por la lactancia. Le piensas dar de lactar? Le estás dando de lactar? Le sigues dando de lactar? Hasta cuándo le has dado de lactar? El climax fue la pregunta dirigida a un niño de año y medio: Tu mamá te sigue dando tetita?

No he visto el mismo interés por las escaldaduras, el baño, el gateo, el balbuceo, la sonrisa, el sueño…también podría ser interminable la lista. Y no, la militancia es por la lactancia. Como si dar de lactar menos de dos años, o de uno, o, intercalar leche materna y fórmula, o peor, horror de horrores, no dar de lactar hiciera de las mujeres que así lo deciden malas madres. No se parece mucho a la ecuación útero = bondad? No será el tetómetro uno de esos espacios en los que se cuela el patriarcado sin que nos demos cuenta?

Puede juzgarse a una madre por un aspecto de la crianza solamente? Tiendo a creer que el amor, el cuidado, el vínculo afectivo, la atención están en cientos de miles de detalles de cada día, cada noche, cada hora. Por qué dejamos que entre la culpa a un territorio tan íntimo y a la vez tan nuestro, tan de mujeres como la maternidad? Peor aún, por qué somos las mismas mujeres las que instalamos la culpa con tanto interés moralizante?

No me atrevería a esbozar alguna hipótesis, en todo caso, bienvenidas sean! Pero sí quisiera manifestar mi perplejidad ante el dedo acusador que se levanta en las manos de esas mismas mujeres/madres que no dudarían un instante en acordar con las revelaciones feministas mencionadas en el inicio de la nota. Entonces me pregunto: ey chicas, qué nos pasa?

Qué nos pasa que creyendo defender una idea, bajamos línea? Qué nos pasa que en nombre de algo que consideramos un beneficio no somos capaces de ponernos en los zapatos de otras mujeres?  Qué nos pasa que repetimos la historia de juzgar moralmente una condición física? Qué nos pasa que en lugar de crear espacios para compartir nuestras vivencias de madres creamos clubes?

Yo no quiero pertenecer al club de las buenas madres, no me pregunten más, no estoy en esa competencia.

*Mamacita invitada


Escrito por

mamacitas

Cuando uno es mamá o papá aprende a reconocer que no puede sola/o y que necesita el apoyo de muchas personas. Por eso nace MAMACITAS. Para que compartas lo que hiciste para resolver los mil y un retos de la maternidad. Para que cuentes eso que nadie cuenta.


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